Bien dicen los galenos que nada ha evolucionado tanto en los últimos años como el tratamiento de los problemas que atañen al corazón, a esta revolución médica hoy se suman nuevos miembros: una serie de vitaminas y minerales que han sido bautizados como cardionutrientes.
Cada vez está más claro, según las investigaciones científicas, que ciertas vitaminas y minerales, junto con el ejercicio y una dieta saludable, están asociados con un riesgo menor de enfermedades cardíacas. En este momento la mayoría de las evidencias científicas están concentradas alrededor de las vitaminas C, E y el betacaroteno, conocidos como, las vitaminas antioxidantes.
Las investigaciones sostienen la conexión de estas sustancias con el buen estado del corazón basándose en dos pilares. Primero, un gran número de estudios sugieren que las personas que tienen en su dieta una ingesta alta de vitamina C, E y betacaroteno tienen menor riesgo de enfermedades cardíacas y ataque cardíaco que las personas cuyas dietas no son precisamente ricas en estos nutrientes. Segundo, hay evidencia de laboratorio que sugieren que estos nutrientes ayudan a prevenir el colesterol LDL (el malo) de sufrir daños a causa de las moléculas de oxígeno mutadas, conocidas como radicales libres. Los radicales libres, según la teoría, causan cambios en el LDL induciendo a éstos a ser acumulados en sus arterias, formando las líneas de grasa, que son los primeros signos de enfermedad cardíaca.
Las investigaciones preliminares encontraron otras vitaminas y minerales que pueden ayudar a disminuir el riesgo de enfermedades cardíacas. Se trata de las vitaminas B (B6-piridoxona-, B12 –cobalamina- y folatos), el potasio y el calcio y se está siguiendo la pista de otros minerales como magnesio, cromo y selenio.
La Vitamina “E”
A veces, la dieta más saludable puede no ser suficiente para abastecer la cantidad específica de determinado nutriente. Un ejemplo puntual de ello es el de la vitamina E. Dos grandes estudios que aparecieron publicados en New England Journal of Medicine recientemente, encontraron una conexión entre la ingestión de vitamina E y el riesgo de ataques cardíacos. Uno de estos estudios incluía más de 87.000 enfermeras. En él se encontró que las mujeres que tomaban al menos 100 UI (unidades internacionales) de vitamina E por día, durante 2 o más años, tuvieron un 36% menos ataques cardíacos que aquellas que no la habían agregado como suplemento a su dieta. El otro estudio se realizó sobre una totalidad de 40.000 trabajadores de la salud de sexo masculino (odontólogos, farmacéuticos, kinesiólogos, etc.,) y se llegó a conclusiones similares. De todos modos los médicos dicen que todavía no están dadas las condiciones científicas incontestables para recomendar los suplementos de vitamina E. Sin embargo los datos parecen ser tan prometedores que algunos investigadores llegaron a admitir que ellos mismos comenzaron a incluir suplementos en sus dietas.
Vitamina C y Betacaroteno
Por el contrario, la vitamina C y el betacaroteno, los otros dos antioxidantes más prometedores que están siendo estudiados con entusiasmo por los científicos, se encuentran disponibles en frutas y vegetales, que son los ingredientes básicos de cualquier dieta baja en grasas. Además de esto, un suplemento de multivitaminas y minerales puede protegerlo de las fluctuaciones de la dieta que uno suele hacer. Es la solución ideal para los menos rigurosos.
La vitamina C acentúa el efecto de la vitamina E, al prevenir la oxidación del colesterol LDL y la formación de placa. Así mismo, se ha asociado la vitamina C con la prevención del cáncer de esófago, de laringe, de la cavidad oral, de páncreas, estómago, recto y del cuello de la matriz. Además la vitamina C es un devorador de nitritos que ayuda a eliminar los residuos del humo del cigarrillo.
El Betacaroteno es un precursor de la vitamina A, denominado también provitamina, el betacaroteno aparece naturalmente en las verduras amarillas y verdes oscuras, por ejemplo las zanahorias, las calabazas, las batatas, el maíz, los coles, la espinaca y los nabos. El betacaroteno puede convertirse en vitamina A gracias a una serie de procesos biológicos.
La vitamina A plenamente desarrollada aparece e de manera natural en los alimentos de origen animal, como el hígado, la mantéese y los huevos; pero cuando se la consume a dosis superiores de 5.000 UI, la vitamina A puede ser tóxica para algunas personas, entre otras cosas puede producir visión borrosa, pérdida del cabello, agrandar el hígado y el bazo, u originar defectos congénitos.
De modo que cuando compre betacaroteno, no adquiera una tableta combinada que incluya la vitamina A completamente formada. El único “cóctel” combinado que usted debe tomar en cuenta es el que incluye los tres antioxidantes principales: vitamina E, vitamina C y betacaroteno y posiblemente el Selenio, en cantidades que no excedan los 50 a 100 microgramos.
La Niacina (Vitamina B3) como protege!!!
Tal vez haya escuchado que la niacina es un súper nutriente para mantener la salud del corazón, y es verdad, en los hechos ya que muchos estudios han demostrado que es la mejor elección para las personas que no alcanzaron a reducir su nivel de colesterol con dieta y ejercicio, dejando de fumar u otros cambios en su estilo de vida. Se sabe que incrementar el nivel de colesterol HDL (el bueno, el cardioprotector)el 30% podría lograr efectos colaterales benéficos mucho más que otras drogas para bajar el colesterol, pero se necesitan megadosis de niacina para alcanzar estos resultados, dosis tan altas que hacen que la niacina se considere una droga y una vitamina.
Las grandes cantidades de niacina sólo deben ser tomadas bajo supervisión médica porque su uso puede agravar una úlcera estomacal ya existente, problemas del hígado, diabetes o artritis; a menos que su perfil de colesterol y factores de riesgo lo coloquen en alto riesgo probamente usted ya esté consumiendo suficiente niacina si sigue nuestro plan de alimentación y tomando su suplemento diario de multivitaminas y minerales. Si cree que necesita una dosis mayor de niacina consulte a su médico.
PROGRAMA PARA PONER UN CORAZÓN EN FORMA…DE HIERRO!!!
1. Siga el siguiente plan de alimentación:
Respete la regla del 3-2-1.
Divida su día en mañana, tarde y noche. Durante cada uno de esos períodos, aplique la regla del 3-2-1.
Tome tres porciones de legumbres o granos, dos porciones de frutas o vegetales, y una porción de lácteos de bajo tenor graso, pescados o carnes magras; por supuesto, elija las que tienen menos grasas, más fibras y la adicionadas con vitaminas y minerales.
2. Incluya en su vida un plan de actividad física:
Su objeto es llegar a 60 minutos de actividad por día.
Utilice 30 minutos para hacer un ejercicio aeróbico continuo e interrumpido, marcha o bicicleta fija son los más recomendables. Tres veces por semana agregue una sesión de 20 minutos de entrenamiento de resistencia, luego complete su ejercitación diaria de 60 minutos con un entrenamiento doméstico, como por ejemplo utilizar las escaleras en lugar del ascensor, caminar una cuadras extra cuando va a trabajar o hacer compras, efectuar una limpieza enérgica de su casa o arreglar el jardín.
3. Recuerde a los superalimentos de la cardio-dieta:
Vitamina C
- Brócoli.
- Perejil.
- Frutas cítricas.
- Pimiento rojos.
- Frutillas.
Vitamina E
- Espinacas.
- Semillas de girasol.
- Germen de trigo.
- Cereales integrales.
Betacaroteno
- Zanahorias.
- Calabazas.
- Espinacas.
- Batatas.
4. Ponga atención a los factores de riesgo:
Hay varios tipos de factores de riesgo para enfermedad cardíaca; pero…
- ¿Qué es un factor de riesgo cardiovascular?
Es una condición o hábito que aumenta la posibilidad de tener una enfermedad cardiovascular: Infarto cerebral o un infarto del miocardio o trombosis arterial periférica.
- ¿Cuáles son los factores de riesgos cardiovasculares?
Tenemos tres (3) tipos:
1. No modificables y no controlables.
2. No modificables y controlables
3. Modificables
1) Factores de riesgo no modificable y no controlables
- Edad: El riesgo aumenta después de los 40 años.
- Sexo: Predomina en el sexo masculino, pero se iguala después que la mujer llega a la menopausia; sin embargo la tendencia está revirtiendo por los múltiples roles de la mujer en nuestra sociedad moderna.
- Historia familiar de enfermedad cardiovascular (carga genética).
2) Factores de riesgos no modificables y controlables
- Hipertensión arterial. (tensión arterial alta).
- Diabetes mellitus. (Azúcar en la sangre).
3) Factores de riesgo modificables
- Alimentación: debe ser baja en grasas y sal.
- Hábitos tabáquicos: por consumo de cigarrillos, pipas, tabaco, etc.
- Sedentarismo: falta de ejercicio.
- Exceso de peso por sobrepeso / obesidad.
- Dislipidemia: alteración en el metabolismo de las grasas
- Hiperuricemia, tener alto el ácido úrico.
- Estrés: por angustia, preocupación, ansiedad, etc.
Dr. José Biagio Pompini Cugno
Cardiólogo // Vascular Periférico Clínico
Diagnóstico y Tratamiento de Enfermedades
Del Corazón y Vasos Sanguíneos
CI: 7.246.043 // MPPS: 46.991 // CMA: 4.308
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